Love Life hace un retrato personal de Darby Carter, una mujer que vive, trabaja y se enamora en Nueva York. A punto de cumplir los 30, la protagonista de esta serie narra en cada uno de los episodios que componen la primera temporada una de las historias de amor que han marcado su vida. Puede ser aquel romance prometedor que terminó demasiado pronto, un rollo de una noche que sale regular o la relación con una madre sobreprotectora. El desgranar una nueva historia, con un nuevo interés amoroso frente a la protagonista en cada capítulo, es lo que hace que quienes la han visto no puedan evitar encontrar similitudes con Sexo en Nueva York. 

La actriz se ha implicado mucho en el proyecto. Anna Kendrick participa como productora de la serie y ha sido fuente de inspiración del equipo de guionistas que han dado forma a Love Life. Muchas de las anécdotas le han sucedido directamente a la intérprete, quien ha querido incluirlas en las tramas. Esto, inevitablemente, tiene reminiscencias de Sexo en Nueva York. El show que protagonizó Sarah Jessica Parker solo mostraba situaciones por las que hubieran pasado sus escritores, fue una regla marcada por el creador de la serie, Michael Patrick King. 

Aunque el planteamiento de construir a un personaje, como el de Darby Carter, a través de sus relaciones fallidas pasadas no es nada nuevo, las primeras reseñas de Love Life que llegan de Estados Unidos hacen creer que la próxima serie de HBO podría haber conseguido hacerlo de una manera completamente fresca y rompedora. El primer capítulo comienza con una recapitulación de lo que son las relaciones sentimentales si se reducen a números y pura estadística. Siete parejas antes de encontrar al amor definitivo, dos rupturas dolorosas, otros dos noviazgos que van más allá de unos días. Con esos datos en la mano, cada persona tiene una historia propia que contar, como lo que intenta la protagonista.